jueves, 14 de agosto de 2008

La pirámide de Kukulkán desde otra perspectiva

La zona arqueológica de Chichen Itzá es sin duda uno de los legados de la antigüedad más sorprendentes del mundo. Ahora con las investigaciones de JL Mourra sobre el verdadero significado y propósito de la pirámide de Kukulkán, nuestra civilización está a punto de cambiar todas las ideas preconcebidas que teníamos sobre la cultura maya.
Tras una investigación de más de dos años de duración, JL Mourra descifró el código oculto en la matemática de la pirámide identificando los significados de los números 91, 364, 7 , 9 y 52 que se encuentran representados en la edificación y cuya presencia revela uno de los misterios más complejos que la ciencia ahora deberá de enfrentar y que es:
¿ Cómo pudieron los mayas conocer y describir con tanta exactitud la frecuencia de giro del complejo campo electromagnético del sol?
La respuesta a esta interrogante va a ser sin duda una de las cuestiones más polémicas que el mundo vaya a enfrentar hoy en día.
Las hipótesis son variadas y realmente este descubrimiento puede significar que los mayas eran poseedores de una ciencia tan avanzada que nosotros aún no comenzamos ni siquiera a intuir. Esta ciencia tendría que ver con la conciencia de como los campos electromagnéticos intervienen en la regulación de nuestras ondas cerebrales, en el proceso de codificación del ADN y en la forma en que la energía del sol se concentra en nuestro planeta para crear el milagro que llamamos vida.

El Tzolkin descifrado

Un misterio que ha mantenido a la humanidad en la oscuridad por siglos, ha sido finalmente descifrado. El calendario sagrado Tzolkin de 260 días toma por primera vez forma a través del desciframiento efectuado por el investigador José Luis Mourra Lozano en junio de 2008.
Este descubrimiento marca el fin de una era de especulaciones sobre el origen de este calendario al comprobar su verdadero origen en los periodos de rotación diferencial del sol.
No es de sorprenderse que sea el gran astro regidor "Lord Ahau" el responsable de producir los veinte sellos y los trece tonos numéricos del Tzolkin que componen uno de los ciclos más estudiados por los investigadores alrededor del mundo.
Gracias al modelo secuencial matemático propuesto por JL Mourra, ahora las investigaciones en torno a la ciencia de los mayas, se centrará en un campo de estudio mayor a la mecánica celeste y se situará en terrenos de lo que ahora se conoce como la astrofísica de los cuerpos celestes.